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La Luna, nuestro satélite natural. Orbita nuestro planeta a una distancia media de unos 384.000 kilómetros. La vemos casi todas las noches, a veces incluso de día aunque nunca igual debido a sus cambios de fase, tan familiar y sin embargo todavía tan desconocida que sigue sorprendiendo a cualquier persona que no la haya visto nunca a través de un telescopio.
Pero ¿Cómo se formó la Luna? La teoría más aceptada actualmente apunta a un gran impacto protoplanetario entre una jovencísima Tierra, cuya superficie estaba totalmente cubierta de magma, y otro objeto del sistema solar, un protoplaneta del tamaño de Marte llamado Theia, hace unos 4500 millones de años.
La colisión se produjo a unos 40.000 Km/h y fue descomunal, destruyendo completamente a Theia y arrojando parte del manto terrestre al espacio. Parte de ese material expulsado terminaría formando la Luna. La Tierra vio modificado su eje de inclinación y las fuerzas de marea empezaron a afectar a su velocidad de rotación produciendo días cada vez más largos, al mismo tiempo la Luna se alejaba de nosotros.
La Luna sufriría diferentes transformaciones hasta nuestros días. Grandes impactos de asteroides crearían importantes cuencas y sucesivos bombardeos de meteoros más pequeños habrían alcanzado la superficie de nuestro satélite, carente de atmósfera, modificando su geografía hasta convertirla en lo que hoy es.
¿Es la única teoría sobre la formación de la Luna?
Aunque la teoría del impacto es la más aceptada actualmente no significa que sepamos a ciencia cierta cómo se formó nuestro satélite y de hecho hay otras teorías que intentan explicarlo.
La teoría de impactos múltiples supone que la Luna en realidad se formó no por un solo impacto contra la Tierra sino por sucesivos impactos producidos por escombros cósmicos. Otras teorías comentan la posibilidad de que la Tierra tuviera en la antigüedad varios satélites u objetos atrapados en su órbita que poco a poco fueron fusionándose hasta formar un solo cuerpo.
Por otro lado la teoría de la captura explica que la Luna en realidad es un cuerpo celeste capturado por la gravedad terrestre
Actualmente hay gran interés por parte de las administraciones espaciales por la Luna y esto se demuestra en el incremento de misiones lunares. La fallida Luna 25 rusa o el éxito de la misión Chandrayaan-3 india son una muestra de lo que vendrá en los próximos años con la presencia de nuevo de humanos en su superficie con las misiones Artemisa (si China no se adelanta). Tal vez estas nuevas misiones nos ayuden a determinar de una vez por todas cómo se formó la Luna.
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