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Este fin de semana largo, aprovechando la festividad en Madrid del lunes, hemos podido salir dos noches consecutivas con el telescopio. El novilunio de febrero se nos estropeó por culpa de las nubes así que era una buena manera de recuperar el tiempo perdido y desquitarnos.
Aunque la previsión meteorológica indicaba una noche despejada el sábado no las teníamos todas con nosotros ya que por la tarde había una buena cantidad de nubes y de hecho en el camino hacia la provincia de Toledo nos cayó un chaparrón. Lo cierto es que las nubes estuvieron acompañándonos durante la primera parte de la noche, causando alguna interrupción, pero el cómputo general fue positivo y pudimos disfrutar de una noche agradable aunque con una humedad en capas altas relativamente elevada. El SQM no superó el 21.06 y el termómetro IR no pasó de -21ºC.
El objetivo astrofotográfico fue sacar tomas RGB a bin 2×2 de la galaxia M95 que tenía hecha la luminancia desde el año pasado y añadir el color de un nuevo objeto, NGC5033.
Toda la sesión fue como la seda, con un guiado muy bueno y solo 4 imágenes afectadas por el paso de unas nubes que detuvieron el guiado.
Estuve con los prismáticos observando algunos objetos de invierno muy típicos, la Nebulosa de Orión siempre majestuosa con su color gris azulado y el brillo del trapecio destacando en la zona central, los cúmulos de Auriga de los que no me canso nunca, hermosísimos con prismáticos, las Pléyades y las Híades o el Cúmulo del Pesebre, colosales cúmulos con estrellas brillantes que hacen las delicias sin requerir esfuerzo alguno. Luego más tarde estuve disfrutando de la brillante zona del Cúmulo estelar de Coma (Melotte 111), como no retrotraerme a una de mis primeras noches de observación cuando tanto me llamó la atención hace ya 14 años y me llenó de asombro y curiosidad, y a última hora de la sesión incluso pude observar por primera vez este año M13, Vega y el Cisne, señal de que el verano ya está llamando a las puertas.
Antes de eso, al atardecer, pudimos disfrutar de los brillantes Venus y Júpiter, éste último cada vez más bajo y menos brillante a medida que se acerca a su conjunción solar. Otro de los fenómenos que pudimos contemplar fue la luz zodiacal, algo ya habitual de ver en esta zona durante estas fechas como hemos podido atestiguar en años anteriores.
Marte, a pesar de estar muy alto sigue perdiendo brillo mientras también se aleja de nosotros. Pudimos contemplar también algunos meteoros esporádicos aunque ninguno muy brillante. Lo que sí se veían eran satélites artificiales, un montón. Cada día se ven más por desgracia.
Estuvimos hasta las 02:30 de la madrugada y como vimos que la previsión meteorológica era muy buena para el domingo puse a cargar las baterías nada más llegar a casa.
La segunda noche comenzó mejor que la primera, con menos humedad ambiental y mejor transparencia. Además el seeing estaba bastante estable. Como quería sacar la luminancia de NGC5033 y éste se encontraba muy bajo todavía me puse a sacar unas tomas de M108 ya que recientemente se había descubierto una supernova en ésta galaxia. He procesado las imágenes y la verdad es que se llega a ver esta explosión estelar que se estima en mag 17 aprox.
Tras fotografiar la supernova ya sí empecé con la rutina de luminancia de NGC5033, en la que todo funcionó estupendamente. Aproveché para seguir observando con los prismáticos prácticamente los mismos objetos que la noche anterior aunque se apreciaban mejores condiciones. El SQM marcó 21.26 y el termómetro IR llegó a -26ºC. Tan solo había algunas nubes altas hacia Madrid que reflejaban algo de contaminación lumínica.
Aunque había menos humedad la temperatura era más baja que la noche anterior y tuve que tirar de pantalones de esquí para sobrellevar los apenas 2ºC. Las plantillas químicas para las botas también ayudaron a hacer más confortable la sesión.
Esta segunda noche fue un goce para los sentidos. A una noche oscura y estrellada se unía un agradable olor de los almendros en flor que rodeaban la zona. Aunque es pronto para escuchar grillos si que nos acompañaron algunos mochuelos con su canto y un cárabo en la lejanía e incluso llegado un momento también escuchamos algunos zorros en los montes cercanos.
Finalmente y con las pilas cargadas después de una noche más bajo las estrellas me puse a hacer los flats y recogimos el telescopio para volver a casa y pensando ya en las próximas actividades astronómicas que tenemos previstas: una visita al observatorio de Yebes y la asistencia al Congreso de Astronomía en Zaragoza.
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